lunes, 5 de julio de 2010

¿Esta Tierrita? Minga!

¿ESTA TIERRITA …? MINGA!

Después la nota de MINGA No. 3 con Benito Cumilao de la comunidad Mapuche Mellao Morales que denunció la constante venta de tierras y la latifundización -desde Roca- de lo que pertenece a un pueblo, a una comunidad y a una cultura, MINGA tuvo acceso a reportajes hechos en un asentamiento en Dock Sud donde vive gente de Villa Inflamable y otros lugares del conurbano. Porqué la tierra para los ricos y no para los pobres. Veamos y leamos acciones y contradicciones.

Una historia, todas las historias

Si uno puede ir al asentamiento de Dock Sud o ver fotos del mismo, no puede dejar de preguntarse ¿esa es la mejora que una persona puede pretender para sí en vivienda? Carpas, tiendas del desierto, chapas, maderas arrejuntadas, frío, mugre, hambre.
Y sin embargo es un signo de resistencia frente al Estado y a su desidia. El Dock es la parte más pobre de Avellaneda. Allí viven personas de distintos lugares de la Argentina y de Latinoamérica. Las viviendas de Dock Sud son muy precarias. Allí se asienta el Polo Petroquímico que contamina completamente el aire, la tierra: allí permanecen -aún cuando están en medio de un centro urbano y a un paso de la concentración de la mayor cantidad de personas del país- petroleras como Repsol, Shell, ESSO.
La historia es la misma para casi todos. Antes había trabajo, de alguna manera se podía pagar un alquiler y vivir. Pero el trabajo se fue perdiendo y aumentaron los alquileres y el salario se devaluó. A partir de allí, no se pudo pagar más y hubo que irse de la casa y buscar otro lugar donde dormir. Por un tiempo los hoteles que el Gobierno de la Ciudad ofrece, fueron una oportunidad. Pero allí no se puede estar toda la vida y entonces –vencidas las renovaciones posibles- hay que buscar otro rumbo, y es o la calle o la casa de un familiar. Pero generalmente en este contexto no es pobre sólo uno de la familia sino que la pobreza toca a toda una franja social. Entonces aparece el boca a boca de gente que dice que sabe del movimiento y que si militás y vas a las marchas o vas a las movilizaciones o atendés una guardería o ayudás a hacer algo, podés conseguir un terrenito en una toma. Y así se va poco a poco juntando gente. Un día se decide el avance (en Dock Sud dos fueron los momentos de toma: el 10 de diciembre de 2003 y el 26 de mayo de 2004) y luego los primeros moradores –los que mantendrán siempre ese orgullo de ser los primeros y ese lugar de poder. Después empiezan a llegar los demás y así cada uno va tomando su lugar en la tierra y en las funciones que deben realizar dentro de la comunidad de la toma con el objetivo de ocupar un espacio.

Mauro: “Hay pocos propietarios en … Argentina … por más que uno tenga trabajo llegar a la vivienda es muy difícil, más que nada se da hereditariamente ... Como se elitiza la universidad, acá en la Argentina, se elitiza la casa, se elitiza hasta la comida. Todo esto creó un proceso de desgaste de ciertos sectores más marginados … que hoy vuelven a reagruparse a partir de los procesos sociales y políticos ... y el tema de la vivienda es un problema que encierra en sí una contradicción muy grande ... que para el gobierno va a ser muy difícil resolver… No es cuestión de cambiar una ley o dar mil pesos más. Es algo en lo que se tienen que cambiar las políticas y es lo que no se está logrando.”

Sergio: “Estoy casi todos los días acá, no me muevo de esta tierra porque me gusta la gente que está acá adentro, son todos unidos. Voy a luchar por mi tierra, para que el día de mañana mis hijos, y una mujer que me quiera, tengan una tierra, un sitio fijo. Quiero tener mi casa propia, que no le pidan nada a nadie, estar tranquilo en mi lugar. Yo antes trabajaba en una cabina telefónica, trabajaba bien, de lunes a sábados todos los días a la mañana. Entré al movimiento porque me echaron de mi trabajo. Estuve unos días sin trabajar y buscaba trabajo y no conseguía. Estuve unos días así en mi casa Y estaba todo el día sentado mirando la tele y en el sofá y mi mamá me dijo “Sergio ya que no tenés trabajo, unite al movimiento”. No quería, no quería, le decía que estaba loca. Hasta que un día empecé a ir a las marchas, a los piquetes y me empezó a gustar. Vi cómo era la gente, era muy unida y me empezó a gustar pelear por la gente. Un día se presentó esta propuesta en una toma de tierra y yo decidí estar, ayudar a la gente como chico de seguridad y me animé. Y dicen “quién puede estar 72 hs. sin dormir y estar toda la noche despierto”, entonces, levanté la mano y dije “yo”. Vinimos acá el 25 de mayo a la media noche y me gustó, estuve tres días sin dormir nada, nada, nada. Y luché por la gente, hice muchas cosas, construí casillas, fui seguridad, corté leña, ayudé a la gente a hacer las cosas, y me gustó. Yo sé lo que es sufrir, y quiero ayudar a la gente para que tenga sus cosas.”

Pelusa: “ésta es la cucha, ¡jeje! como le digo yo. Con ésta nos ayudaron los muchachos del movimiento. La estamos acondicionando, le estamos poniendo madera. Pero cuando hay que construir uno no sabe viste: yo hice esos pozos ahí que no me salieron, entonces vinieron los muchachos y nos ayudaron. Vinimos acá un día a las cuatro de la mañana, con frío y niebla que no se veía. Ya habíamos sacado el pasto y loteado previamente, nos habíamos reunido y le habíamos puesto un número de lote. Yo fui mirando más o menos dónde estaba mi lote, y yo me puse acá y mi lote estaba más allá y un poquito me corrí. Estaba más bajo y era muy húmedo, había hasta lagartijas …nos pusimos un poco más allá y dentro de la primer luz nos pusieron una carpita ahí. Después hicimos una más grande al lado porque esa noche hicimos cualquier cosa para poder meternos adentro. Nos pusimos acá y nos instalamos acá. Y nos quedaremos aquí y edificaremos acá. Los planes inmediatos son quedarnos acá y resistir todo lo que sea posible porque ya hace un mes y medio que estamos. Estamos con un vallado policial, y todo eso, pero no nos molestan. Ahora ponemos carpas para protegernos del frío y con esas cosas que uno trae se va formando una villa de muy mal aspecto. Pero nuestra intención no es estar así con esa casilla, nuestra intención es construir formar un barrio. Yo estoy en el movimiento porque en esta Argentina que es tan grande se le ha regalado tanta tierra maravillosa al que es de afuera, viste, a mí también me tocó un pedazo de tierra y bueno a lo mejor no sea un justificativo. Yo soy de tercera generación de argentinos que han trabajado, yo he aportado al estado desde los 18 años con los tres trabajos que he tenido. Y ahora necesito un lugar donde vivir y un pedacito de tierra, lo voy a ocupar y lo voy a defender. Y de parte del gobierno nada, ni nos han dado tierra, no nos han dado otra, ni nos han dado un préstamo para comprar el material. Y vamos a seguir esperando, y si no viene ninguna ayuda del gobierno, compraremos ladrillito por ladrillito e iremos edificando. Ya edifiqué una vez, cuando los tiempos eran mejores, ahora me llevará más tiempo, haré una cosa más sencilla.”

Las cosas del lado del poder son a veces muy risibles. Obviamente los problemas por ocupar esas tierras con la municipalidad son múltiples. Tienen policías haciendo un vallado y aunque no molestan -en general- impiden que entren chapas, maderas y todo lo que implica construcción. Del lado de la ayuda social se les prometió gas natural y se les llevó … zapatillas. Además allí se argumentaba desde la municipalidad que Avellaneda pretendía parquizar. Hacer las plazas para lugares donde no hay barrios y donde hay gente que no tiene dónde vivir. Todo muy sospechoso. Todo muy poco serio. Y no es que desde los ocupantes se argumente de manera convincente: pero el punto es demoler la frase, no tengo dónde vivir.

Pelusa: “…porque si es importante que Avellaneda tenga aire libre y parques, también es importante que la gente de Avellaneda tenga un lugar donde vivir. No sé qué es lo más importante, lo primordial, para el intendente, un lugar para recreación o un lugar para vivir.”

Welcome Lenin, o de las diferentes caminos de un mismo objetivo

Allí en el asentamiento de Dock Sud hay cuatro movimientos, entre ellos el MTR y el 26 de junio. Como bien acota Mauro, estas organizaciones militantes son distintas de las de los setenta y se agrupan siguiendo una postura más territorialista, más del tipo de los zapatistas de Chiapas. Es algo territorial, barrial en el contexto del conurbano. La idea es de ocupación y resistencia. Hay que poder soportar los embates de los intendentes, de los policías y de los jueces que usan a éstos como matones, y enfrentarse a los medios de comunicación que más temprano que tarde responden a los grupos de poder.
De alguna manera Ricardo, conocido como “Mapuche”, descendiente mapuche de los tehuenes, coincide con Mauro:

“Me vine a Buenos Aires hace un año y medio. Soy militante desde 1982 en la izquierda para la restitución de la tierra de los pueblos originarios. En Bs. As. milito con la clase obrera. Este proyecto de hacer un barrio para la gente que no tiene poder adquisitivo, que pertenece a la clase trabajadora y que se han quedado sin trabajo … me pareció lo más cercano a lo que yo hacía con las tierras, volver a tomar las tierras como nuestras, volver a vivir en un socialismo. Lo que yo siento es que somos nosotros los dueños de estas tierras, porque no reconozco al capitalismo como una clase social sino como una clase esclavista, y entonces cuando me presentan este proyecto lo hago mío porque coincide con lo que había llevado a cabo durante veinte años. Es muy difícil en lugares como estos hacer entender qué es el socialismo, por la diferencia de historias, sobre todo porque en el caso de los indígenas aunque ellos demuestran hacia afuera haber adoptado muchas cosas de los blancos, sin embargo siguen con una forma de vida de socialismo interno, esto es porque en verdad tiene un gran resentimiento porque el blanco los ha capitalizado por intermedio del esclavismo y por este medio les ha quitado toda su cultura y lo poco de lo que ha quedado es turístico –museos-; lo que nosotros queremos es tomar todo eso y hacerlo forma de vida como nuestros ancestros. Acá te cuesta mucho más, porque para muchas personas que no tienen ancestros indios piensan que un indio es alguien que vive en una toldería y no puede vivir en la ciudad. Entonces hay que traer todo eso y tratar de hacerles ver cómo es la cosa. Porque acá lo que se ha perdido es la cultura del trabajo, y allá (entre los indígenas) lo que se ha perdido es la cultura de la lucha. Este asentamiento es muy nuevo … todavía no estamos en la etapa de concentrar a toda la toma y hacer charlas de socialismo para concientizarlos, se hace sí con una persona, con otra… La idea es a partir del 26 de este mes empezar a hacer mesas de información política y empezar a trabajar este mes en este barrio a hacer tareas de concientización socialista por intermedios de charlas, porque la gente de aquí esta haciendo una experiencia de lucha grupal socialista y eso es lo que debe ver, que no está luchando de manera individual. En una segunda etapa se les traerá la teoría, Marx, Engels, Mao Tse Tung para que ellos se sientan que están dentro de ese nivel, pero lo primero es la experiencia y después llevarlo a la teoría. Ahora, la única realidad socialista aquí en la toma es que el grupo de personas, las familias que están aquí están luchando todas juntas, no hay otra realidad socialista. Y es mucho para un comienzo, porque le estamos peleando a la burguesía un terreno, un pedazo de tierra ...

Muchas de cal y algunas de arena

¿Cuáles son las contradicciones a qué se enfrentan estos proyectos?
Por un lado hay personas como Ricardo convencidas de la posibilidad de hacer la transición de la experiencia a la teoría socialista. Por otro lado, muchas de las personas están dentro de los movimientos políticos buscando la posibilidad de tener tierras, un terrenito donde edificar y vivir. Muchos ni saben dentro de qué movimiento están, ni para qué. Ni siquiera les interesa. Ahí está el grupo, la vida en comunidad para muchas personas que incluso no tienen familia. Eso parece ser lo importante: vivir en comunidad, vivir dentro de una comunidad, tratando de curar esa herida mayor que implica para la vida de una persona haber quedado por fuera del grupo mayor que es la sociedad donde todos deberían vivir. Aún más, a diferencia de en ese grupo máximo, en el asentamiento y dentro del movimiento si bien hay un jefe o una persona con más poder que otra, las decisiones se toman en conjunto en un contexto asambleario. De alguna manera, es un intento de democracia directa para gobernar la comunidad (todo esto dicho con la menor intención de ser idealista).

Pelusa: “Yo estoy participando, aunque no sé que línea política tienen, tampoco lo pregunté, pero si me gusta es porque se trabaja muy honestamente, tenemos un dirigente que es la cabeza que si bien es firme en sus concepciones, es muy humano y muy honesto. Y todo es para todos, todo se habla y todo se resuelve entre todos. No hay favoritismos, si hay algún problema se resuelve en conjunto, en comunidad. A este movimiento me gusta como lo llevan y como participan, no es un movimiento revolucionario, se piden las cosas justas, la necesidad de la gente, es un movimiento de gente que trabaja, nadie se va de vago ni se aprovecha porque recibe un subsidio. Lo que se les pide a todos es que busquen hacerse porque no van a vivir toda la vida del Estado.”

El movimiento les garantiza una posibilidad de terreno, y una familia, y la vida comunitaria: todo se resuelve en lo posible en forma de asambleas. La comida se hace entre todos. Siempre que se pueda. No es que no haya problemas. Pero intentan convivir. No robarse. No maltratarse. Todos hacen algo para no pasarse de vagos. Tal vez ideológicamente no estén las cosas tan claras, pero las cosas se hacen de manera efectiva: se toma la tierra porque los hijos tienen que vivir en algún lado, y se espera y se resiste. Y el tiempo dirá.

Tal vez falte en muchos una argumentación convincente. Pero no sólo en ellos. Aún hubiera que encontrar buenos argumentos para justificar que en la Argentina de los ´80 del siglo XIX y hasta hoy día y desde el poder, las tierras se hayan regalado y repartido entre empresarios y generales. Más que buenos han sido muchos argumentos y siempre desde el apoyo publicitario de los escribas de la historia oficial que intentaron justificar esa posesión.
En todo caso, se vuelve a repetir: los ocupantes como los de Dock Sud no tienen dónde vivir. ¿Es poco?

Ellos están dentro de la acción política. Han decidido algo que tiene que ver con su futuro y el de su familia, no con la grandeza y la ostentación. Ya lo había dicho Benito Cumilao de la comunidad Mapuche Mellao Morales que en verdad en el sur estaba Benetton, pero también Tinelli: funestos latifundistas criollos y extranjeros que hacen aquí los que se les ocurre con buena publicidad o silencio cómplice de su lado.

No es posible idealizar. En todo caso es un problema para pensar y repensar. Pero así como hay una ley que si quiere seguramente puede desalojarlos cumpliendo lo que en los papeles se debe, también hay una Ley que garantiza trabajo y vivienda digna y nada de todo esto desde hace tiempo se cumple. ¿Es el desalojo una vez más la solución?


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