lunes, 5 de julio de 2010

DE PROSTITUTA A TRABAJADORA SEXUAL

DE PROSTITUTA A TRABAJADORA SEXUAL

Miguel López es miembro de la ONG Asociación Ariatma que se dedica a la prevención del VIH-SIDA y a la prevención y tratamiento de la drogadicción en la ciudad de Tucumán.
En 2003 Ariatma obtuvo a través de un Programa de la ONU el financiamiento de un proyecto para la prevención del VIH-SIDA y la promoción de salud con trabajadoras sexuales en zonas marginales de la provincia de Tucumán.

El trabajo comunitario consistió en empezar con la prevención del VIH-SIDA para luego ir más allá y generar promoción de salud, participación y acción de tipo comunitaria.
Uno de los equipos se insertó en las zonas rojas de Tucumán pensando en muchas chicas que iban a realizar su trabajo allí. Esta modalidad permitió tomar contacto con una población con la que no teníamos ninguna experiencia.
El contacto se dio con las chicas más representativas de las dos grandes categorías: aquellas que realizan el trabajo en forma autónoma y aquellas que lo hacen de un modo institucionalizado. Las categorías tienen puntos a favor y en contra: las chicas que lo hacen de un modo autónomo tienen mayor ingreso, pero a su vez sufren abusos por parte de la cana.
Las chicas que trabajan en la zona institucionalizada donde el ingreso es menor al pagarle un 50% del ingreso al dueño del local están protegidas de los abusos policiales, pero expuestas a los abusos del dueño del local.
De ahí que una variante a tomar en cuenta fuera la agresión física a la que están sometidas las chicas de la calle.
Cuando se dio la posibilidad de realizar este trabajo surgió también la necesidad de plantearse porqué llamarlas prostitutas. El diccionario dice: prostituta es la persona que se vende. No cerraba para nadie, había una cuestión peyorativa en el término prostituta. Cuando uno dice prostituta se despliega una cadena de significantes que dan lugar a una exclusión ya establecida. Por eso preferimos el término de trabajadoras sexuales. El hecho de que sea un oficio el trabajo sexual lo enmarcaba en un contexto de una actividad más y le sacaba también las connotaciones negativas.
A partir de que se gana el proyecto, se da una capacitación a través de charlas de VIH-SIDA, uso indebido de drogas y derechos humanos. Cuando se termina esa etapa de capacitación se conforman los siete equipos.
Hacíamos recorridas nocturnas, dos veces por semana. Teníamos supervisiones que permitían reorientar nuestro trabajo. Era todo un desafío ya que en Tucumán experiencias de esta naturaleza no existen, y si existen son cuestiones muy aisladas. Por eso el desafío, era dar lugar a una actividad que no sólo tiene que romper barreras ya instaladas en la sociedad sino también barreras personales. Había toda una cuestión de prejuicios, qué me van a decir, qué me van a hacer.
En esa recorrida dos veces por semana había un elemento innegable para empezar la prevención del VIH-SIDA: el preservativo, un instrumento excluyente sin forma de sustituirlo para la prevención del SIDA. Pero digamos que nuestra actividad apuntaba a ir más allá del VIH-SIDA, y entender que sólo una comunidad participativa en acción y organizada puede estar realmente prevenida.
En ese sentido apuntábamos a crear algo similar para Tucumán que lo que sucede en Buenos Aires donde las chicas tienen cierta organización. Hay una lucha en común por intereses que ni siquiera en Tucumán las chicas pueden manejar con naturalidad.
Lo que se planteaba a partir de la entrega del preservativo era charlar sobre VIH-SIDA y derechos humanos. Se repartían simbólicamente dos o tres preservativos porque no teníamos más posibilidades. El preservativo era una puerta de entrada, una cuestión simbólica fundamental por la que se buscaba crear vínculos necesarios en forma paulatina para crear lazos con las chicas y ver qué se puede hacer.
Esa historia apunta a pensar porqué pasar de hablar de prostitución a hablar de trabajo sexual es tratar de sacar de encima muchas de las cuestiones moralistas que obstaculizaban el trabajo. Este trabajo que llevamos a cabo durante un año posibilitó que las chicas de las diferentes zonas se fueran conociendo y hubo un intento de crear la primera asociación de trabajadoras sexuales tucumanas. Después vino la etapa donde se cortaron los preservativos.
Consideramos que la única alternativa viable para alcanzar mejores condiciones laborales como aceptación social para las chicas reside en el trabajo conjunto. Ellas en la actualidad se encuentran en una posición de aislamiento e indefinición producto de los constantes abusos provenientes de los distintos sectores de la sociedad, y principalmente de las instituciones responsables de garantizar la protección de todos los ciudadanos. En razón de nuestra labor en el trabajo sexual elaboramos una serie de propuestas con el objetivo de hacer frente a las problemáticas con las cuales se enfrentan cotidianamente.
A) Despenalizar estas profesiones, pues la prohibición sólo justifica la represión.
D) Reforzar las medidas con los responsables de coacciones a las trabajadoras sexuales. De hecho la institución policial es la que más se beneficia económicamente con la explotación de las chicas.
B) Garantizar a las trabajadoras el derecho de los que disfrutan otros ciudadanos.
C) Proteger otorgando independencia, salud y seguridad a quienes ejercen esta profesión a través de un Carnet de sanidad.
E) Prevenir socialmente la prostitución de las mujeres jóvenes y facilitar la reinserción social y laboral de las trabajadoras que por su decisión quieran dejar de ejercer este trabajo.
F) Sancionar severamente a quienes induzcan a las niñas y adolescentes al trabajo sexual.
G) Promover en Tucumán el desarrollo de una organización que nuclee a las trabajadoras para que ellas puedan canalizar su trabajo y la lucha de sus derechos.

Palabras 940

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